La pandemia de la covid-19 ha provocado en la población varias consecuencias a nivel emocional, sobre todo durante el periodo de confinamiento, pero también en el actual contexto de incertidumbre que genera la realidad socioeconómica. Según los psiquiatras, este sufrimiento psicológico se puede haber traducido en problemas serios de salud mental que el sistema de salud "no ha detectado" porque las personas afectadas han evitado los centros sanitarios.
Se trata, sobre todo, de casos de ansiedad, estrés agudo y estrés postraumático atribuibles a los momentos de angustia, irritabilidad, insomnio o miedo que las personas afectadas hayan podido vivir durante el confinamiento más estricto y a la inseguridad que ha generado lo desconfinamiento posterior.
Se trata de enfermedades invisibles, pese a que el 27% de los adultos de la Unión Europea ha experimentado algún trastorno mental a lo largo de la vida.
La Salud Mental es un componente esencial de la salud, que hay que proteger y atender si queremos apostar por el progreso y el desarrollo personal y colectivo. Las situaciones de confinamiento, aislamiento social, las pérdidas y acontecimientos traumáticos, la disminución de los apoyos y recursos, así como las consecuencias de la crisis, son aspectos que están repercutiendo en la salud mental de la ciudadanía.
Hablar de salud mental y hablar con las personas que padecen este tipo de enfermedades les ayuda a superar posibles crisis, les da visibilidad y es extremadamente necesario.
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