Mantener una buena higiene bucal y cuidar de nuestros dientes y encías tiene una repercusión positiva sobre la salud general que está científicamente demostrada.
Así por ejemplo, la presencia de colonias de bacterias en los dientes y las encías, así como las reacciones que desencadenan en nuestro propio organismo, se relacionan con un aumento del riesgo de sufrir enfermedades cardiovasculares y una mayor dificultad para controlar la diabetes y sus complicaciones, tal y como lo avalan informes recientes de la Sociedad Española de Periodoncia en conjunto con la Sociedad Española de Cardiología y la Sociedad Española de Diabetes. También se ha investigado la relación existente entre las enfermedades de la boca y la aparición de complicaciones en el embarazo, las enfermedades respiratorias y las renales, por lo que la interrelación entre la salud de la boca y el resto de organismo queda totalmente probada.
1. Regla básica: cepillar los dientes
Después de cada ingesta de comida y, al menos, tres veces al día es necesario cepillarse los dientes durante un mínimo de dos minutos. Además, se debe completar el cepillado con el uso de seda dental, en especial, antes de acostarse.
En la boca no solo hay dientes: hay que mantener una correcta higiene de lengua y paladar mediante limpiadores linguales o, incluso, con el propio cepillo. Para evitar que las encías se inflamen y sangren, es aconsejable realizar masajes con movimientos circulares en cada cepillado.
Consultar al especialista antes de usar cualquier colutorio. Algunos no pueden usarse en determinados casos y otros no se recomienda emplearlos de manera continua.
Cambiar el cepillo cada tres meses, o siempre que las cerdas hayan perdido la forma y estén despuntadas.
2. Atención a los dulces
Las golosinas pegajosas y los dulces blandos crean muchos problemas de inflamación de encías en los niños y adultos que llevan aparatos de ortodoncia. Los dulces más duros pueden fracturar los dientes, así como destrozar los empastes. Las bacterias productoras de caries se nutren especialmente de los alimentos ricos en azúcares.
3. Evitar las bebidas carbonatas o zumos ácidos
Los zumos de naranja, limón o pomelo y las bebidas carbonatadas descalcifican el esmalte de los dientes y provocan un desgaste prematuro. Otras como el café, el té o el vino pueden teñirlos. Un consejo es usar pajitas al beberlos.
4. Limitar las bebidas azucaradas
Consumir en exceso bebidas azucaradas puede llegar a ser muy agresivo para los dientes, dañando gravemente el esmalte. Al endulzar el café o las infusiones, es recomendable el aspartato, la estevia u otros edulcorantes. Pero cuidado con los productos light o sin azúcar, ya que es posible que contengan fructosa, glucosa y otros azúcares, que son dañinos para los dientes.
5. Ojo con el alcohol
Es recomendable ingerir bebidas sin azúcar o champán sin alcohol en los brindis, pero, si es complicado resistirse, es mejor elegir vino tinto, ya que el vino blanco y el champán son más agresivos para el esmalte y para el cemento de la raíz dental.
6. Aumentar el consumo de proteínas, calcio, flúor y vitaminas.
El calcio, el flúor, las proteínas y las vitaminas A, C, D y K ayudan a reforzar los dientes.
7. Evitar los cambios bruscos de temperatura
Los contrastes de temperatura en los alimentos provocan aumento de la sensibilidad e, incluso, inflamaciones de los vasos sanguíneos del interior de los dientes, por lo que conviene evitarlos en la medida de lo posible.
8. No fumar
El tabaco es un gran enemigo de la salud y de los dientes. Entre otras cosas, provoca pérdida en la permeabilidad de las mucosas, es decir, disminuye la oxigenación de todo tejido, lo que causa un envejecimiento prematuro y deteriora la salud de los tejidos que rodean al diente.
9. Acudir al odontólogo
Sobre todo al notar algún problema en boca o dientes. La visita a este especialista es obligada al menos dos veces al año como medida de prevención.
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